A lo largo de la historia, las mariposas han sido reconocidas como un símbolo sagrado de transformación y renovación espiritual. Su ciclo de vida —desde la oruga hasta su vuelo liviano— refleja fielmente los procesos que atravesamos como almas en evolución: momentos de introspección, de oscuridad, de espera… seguidos por el despertar, la expansión y la libertad del espíritu.
Ver una mariposa blanca es mucho más que una simple coincidencia. Es un mensaje sutil, un recordatorio del universo, una señal que puede hablarnos en lo profundo del alma.
La blancura de sus alas transmite pureza, claridad y liviandad. Aparece en momentos en que necesitamos recordar que no estamos sol@s, que hay una luz guiando nuestros pasos, aunque a veces el camino se sienta incierto. Muchas personas experimentan su presencia como un mensaje de paz, una bendición silenciosa, o incluso la manifestación energética de un ser querido que ha partido y desea hacernos sentir su amor y protección.
En tradiciones ancestrales, se la ha considerado como un símbolo de renovación del alma, de limpieza energética, y como un presagio de que algo bueno está por comenzar. También puede indicarnos que estamos atravesando un proceso de sanación profunda, y que es momento de soltar viejas cargas emocionales para dar paso a una nueva etapa con el corazón más liviano.
Si una mariposa blanca se cruza en tu camino, permitite detenerte un instante. Cerrá los ojos, respirá profundo, y preguntate:
¿Qué necesito liberar? ¿Qué transformación estoy atravesando? ¿Qué mensaje desea traerme esta presencia sutil?
Quizás la respuesta llegue en silencio, como llegan los mensajes del alma.
O quizás simplemente su visita sea un abrazo invisible… una señal de que estás en el camino correcto.
🌸 Porque en lo pequeño, en lo simple, en lo que parece cotidiano, a veces el universo nos habla con su mayor dulzura.
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Escuela Holística Kahuna
Lorena Jaroszczuk
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